Press Start. Pieza clave. Cualquier juego de juegos debe comenzar con Civilization. Civ o Civilizaciones para la grey local. El niño bonito de Sid Meier. Juego y género. El que jamás cansa.

De árida e inescrutable interfaz, I fue toda una revelación. Horas de divagación ante el 486. ¿Qué querrá decir este número? ¿Y aquel otro? ¿Cómo crece la población? ¿Qué son eso símbolos aquí? ¿Y eso de allá? Y de repente has quemado el día y se te ha consumido la noche y el fin de semana ha acabado y duermes sólo para poder jugar mejor.

Sin niveles. No importan los niveles. La maestría en la gestión no necesita de niveles. Cada forma de victoria. Cada improvisación exitosa. Cada movimiento decisivo. Sólo Civ, en su humilde ajedrecístico modo, pude contagiarlo. El placer de la victoria in extremis o muchos turnos antes de dar mate. Ningún gamo tiene eso.

No hay adrenalina sofocando a las neuronas. Todo es pausa. Control. Medida. Método. Disciplina. Conoce a tu enemigo. Conoce a tu líder. A tu ejército. A tu gente. Conócete a ti mismo.

El tiempo ha madurado el Civ. Lo ha hecho más bello. Lo ha enriquecido en su simplicidad. Pero el germen sigue latente. C que hace salivar. El primer settler. Los sipahi.

Sigo soñando con la microgestión del viejo y bueno Sim City integrado en Civ. Eso sería parte del gran juego. Del juego de juegos. El reto de soñar con una integración sin límites. De elegir el zoom. Soñar con los Sims, con una agencia de detectives, con la elección de qué Civilización se quiere ser, qué alcalde se desea ser, qué presidente. Potencialidad absoluta e ilimitada. Quisiera vivir 100 años más y poder verlo.

Pero antes. Antes de la revolución, querría una partidita más al Civilizaciones. Al último, porque no han dejado de ser mejor cada vez. Con mis drugos. Desde ahora hasta mañana. Gracias Sid Meier.

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Cosas de Viejo
De vocación sus labores, este viejo podría haber hecho algo de provecho si no hubiera sido él mismo. Podría haber sido el peor de los periodistas si no se lo hubiera propuesto. Podría haber sido un gran hombre de ciencia si la inteligencia, el talento, la tenacidad y una mente despierta le hubieran acompañado. Podría haber sido un artista si hubiera gozado de la impostura. Es por eso que es arduo poner notas biográficas de quien apenas ha vivido.

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